SAN JUAN MARÍA VIANNEY
El santo Cura de Ars
Nació
el 8 de Mayo de 1786, cerca de Lyon, Francia y fue bautizado el mismo
día. Era el cuarto de ocho hermanos. Desde muy niño, sus padres lo
llevaron a los campos, donde aprendió a ser pastor y cuando era
mayorcito, se iba a cuidar los rebaños. El campo era su lugar preferido,
toda la naturaleza le hablaba de Dios, en quien encontraba el descanso
de su corazón. Con frecuencia se iba
bajo la sombra de un árbol grande y allí hacía como un pequeño altar,
donde ponía la imagen de la Virgen Santísima, que siempre llevaba y
llevaría toda su vida junto a él y, a los pies de la Madre descargaba su
corazón, con la confianza de un niño. En otras ocasiones llamaba a los
otros niños pastores y les compartía las cosas del Señor que aprendía de
su mamá, siendo éstas sus primeras clases de catecismo. Tenía la
costumbre de hacer la señal de la cruz, cada vez que sonaba el reloj.
El P. Balley, párroco de Esculy, abrió en la rectoría una pequeña
escuela para formar a aquellos jóvenes que tenían la vocación al
sacerdocio, era la oportunidad de Juan María, hasta su padre vio las
ventajas de esta oportunidad y le dio su permiso para irse. Muchos
decían que era torpe, por no decir estúpido, lejos de la realidad, su
juicio nunca estuvo errado, pero su memoria era pobre.
En Octubre de
1813, entró al seminario mayor de Lyon. Su inadecuado conocimiento del
latín le hizo imposible captar lo que los profesores decían o responder
a las preguntas que le hacían. Al final de su primer término, le
pidieron que se marchara. Una vez más el P. Balley vino en su rescate y
sus estudios le fueron dado en privado, hasta que, en Agosto 13 de 1815,
fue elevado al sacerdocio.
El 9 de Febrero nuestro santo se dirigió
hacia el lugar que sería su casa por los siguientes 41 años. Caminó 38
kilómetros hasta Ars. Los habitantes del pueblo en su mayoría, buscaban
los placeres del mundo y no tenían mucha fe.
Un parroquiano le
preguntó una vez: "Por qué cuando predica habla tan alto y cuando ora,
tan bajo?" y él le respondió: "Ah, cuando predico les hablo a personas
que están aparentemente sordas o dormidas pero en oración le hablo a
Dios, que no es sordo". Decía con frecuencia: "El demonio no le teme
tanto a la disciplina, lo que realmente teme es a la reducción de
comida, bebida y sueño".
Tan grande fue la influencia del Cura de
Ars, que llegó una época, donde todas las tabernas de Ars cerraron las
puertas por no tener clientes.
A las 2.00 a.m. del Sábado 4 de
Agosto de 1859, cuando una tormenta azotaba al pueblo, el Cura de Ars
encomendaba su alma a Dios. Su cuerpo permanece incorrupto. El 8 de
Enero de 1905, el Papa Pío X lo beatificaba y, en las fiestas de
Pentecostés de Mayo 31 de 1925, el Papa Pío XI, lo elevó a los altares.
Tomado de Corazones, org,
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