SAN EUSEBIO, obispo
Nació
en Cerdeña, Italia. Al morir su padre, su madre lo llevó a Roma, donde
el Papa Liberio lo tomó bajo su protección, lo educó y lo ordenó
sacerdote. Al morir el obispo de Vercelli, el pueblo y los sacerdotes
proclamaron a Eusebio como el nuevo obispo, por su santidad y sus muchos
conocimientos.
Para este santo su más importante labor como obispo era tratar de que sus sacerdotes llegaran a la santidad, y una de sus grandes preocupaciones era instruir al pueblo en religión. Y él mismo iba de parroquia en parroquia instruyendo a los feligreses.
En aquellos tiempos se extendía una terrible herejía llamada arrianismo, que enseñaba que Cristo no era Dios. Los más grandes santos de la época se opusieron a tan tremendo error, pero el jefe de gobierno llamado Constancio, la apoyaba. Hicieron entonces una reunión de obispos en Milan para discutir el asunto pero Eusebio, al darse cuenta de las artimañas del emperador, no quiso asistir. Constancio le ordenó que se hiciera presente y el santo le avisó que iría pero que no aceptaría ningún error y así lo hizo, pesar de que el hereje emperador lo amenazó con la muerte y fue desterrado.
Fue llevado encadenado a Palestina y encerrado en un cuarto miserable. Los herejes lo arrastraron por las calles, pero él seguía proclamando que Jesucristo es Dios.
Al morir Constancio, su sucesor decretó la libertad de Eusebio y éste pudo volver a su amada diócesis. San Jerónimo relata que toda la ciudad sintió enorme alegría por su llegada y, que su vuelta fue como el término de un tiempo de luto y dolor.
El resto de su vida lo empleó, junto con grandes santos como san Atanasio y san Hilario en atacar y acabar la herejía de los arrianos. Murió el 1 de Agosto del año 371.
Tomado de EWTN
Para este santo su más importante labor como obispo era tratar de que sus sacerdotes llegaran a la santidad, y una de sus grandes preocupaciones era instruir al pueblo en religión. Y él mismo iba de parroquia en parroquia instruyendo a los feligreses.
En aquellos tiempos se extendía una terrible herejía llamada arrianismo, que enseñaba que Cristo no era Dios. Los más grandes santos de la época se opusieron a tan tremendo error, pero el jefe de gobierno llamado Constancio, la apoyaba. Hicieron entonces una reunión de obispos en Milan para discutir el asunto pero Eusebio, al darse cuenta de las artimañas del emperador, no quiso asistir. Constancio le ordenó que se hiciera presente y el santo le avisó que iría pero que no aceptaría ningún error y así lo hizo, pesar de que el hereje emperador lo amenazó con la muerte y fue desterrado.
Fue llevado encadenado a Palestina y encerrado en un cuarto miserable. Los herejes lo arrastraron por las calles, pero él seguía proclamando que Jesucristo es Dios.
Al morir Constancio, su sucesor decretó la libertad de Eusebio y éste pudo volver a su amada diócesis. San Jerónimo relata que toda la ciudad sintió enorme alegría por su llegada y, que su vuelta fue como el término de un tiempo de luto y dolor.
El resto de su vida lo empleó, junto con grandes santos como san Atanasio y san Hilario en atacar y acabar la herejía de los arrianos. Murió el 1 de Agosto del año 371.
Tomado de EWTN
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